El paso del tiempo y los cuerpos reales

 



Ismael Serrano: “El mundo nos duele, pero hay que defender la amistad”

El cantautor madrileño presenta un nuevo disco en el que reflexiona sobre el paso del tiempo, la ternura y la rebeldía cotidiana. Entre canciones propias y versiones, Ismael Serrano vuelve a recordarnos que la música también es un acto de resistencia emocional.


Hay artistas que no cantan para cambiar el mundo, sino para acompañarlo.
Ismael Serrano pertenece a esa estirpe. El cantautor español regresa con un disco de tono más íntimo y lírico, donde la poesía se cruza con la crítica social y la mirada del tiempo. “A pesar de las dificultades, uno trata de abrir ventanas a la esperanza”, dice. “Es un disco que se rebela contra los mandatos de una sociedad que no nos deja ser como somos”.

Su nuevo trabajo —La canción de nuestra vida— es un ejercicio de reconciliación: con el paso del tiempo, con el cuerpo, con la ternura. Y, sobre todo, con la idea de que la música puede seguir tendiendo puentes en medio del ruido.


Ismael confiesa que siempre ha tenido una relación difícil con el tiempo.
“Todo músico escribe canciones para combatirlo”, dice entre sonrisas. En este disco, sin embargo, intenta hacerlo desde otro lugar: la aceptación y la reconciliación.
En “Los amantes invisibles” aborda cómo la edad puede volver invisibles a las personas, “porque esta sociedad no solo invisibiliza por género o clase, sino también por años”.

Otra pieza, “Me amo”, es una defensa de los cuerpos no normativos frente a los estereotipos que imponen las redes sociales. “Vivimos bajo la tiranía de los filtros y los likes”, reflexiona. “Esta canción es una forma de reconciliarme con mi propio cuerpo y con el lugar que me toca vivir”.

Entre los temas nuevos se encuentra también una colaboración con el rapero español Nach, titulada “Tiempo”, que cuestiona la manera en que el sistema fiscaliza cada minuto de nuestras vidas. “El tiempo se nos expropia”, dice Ismael. “Y hay que recuperarlo”.


https://youtu.be/gpeS9u4GtYE?si=uESkHP6ot4rxsgum

Revisitar canciones, reconciliar raíces

El disco incluye versiones muy personales de clásicos como Burbujas de amor de Juan Luis Guerra —transformada en una pieza folk minimalista— y Un vestido y un amor de Fito Páez. “A veces uno graba versiones por puro placer”, confiesa. “Quería darme el gusto de cantarlas a mi manera, reconciliándome también con las canciones que me han acompañado”.


Cantar para acompañar

A lo largo de su carrera, Ismael Serrano ha explorado los conflictos políticos y sociales de América Latina —desde las guerrillas zapatistas hasta las dictaduras del Cono Sur—, pero no se considera un activista convencional.
“Pensar que escribes canciones para cambiar el mundo es un planteamiento vanidoso”, admite. “Las canciones sirven, sobre todo, para sentirse acompañado, y eso no es poco. Cuando una canción te recuerda que no estás solo, recuperas la conciencia de que puedes influir, aunque sea un poco, en la realidad”.

En tiempos de polarización y desencanto, Ismael defiende el valor de crear comunidad a través del arte: “Vivimos en una sociedad que atomiza, que nos quiere solos y desmoralizados. Las canciones ayudan a reconstruir vínculos y a no abandonar la esperanza”.


Las canciones que quedan

Entre las piezas más personales del disco destacan “Nuestra vida” —tema de apertura— y “Estaré ahí”, escrita para su hijo. “Es una de las canciones más importantes que he hecho”, dice. “Le escribí a mi hijo igual que en su momento le escribí a mi hija Ahora que te encuentro. Son canciones que uno deja para la posteridad, esperando que algún día, cuando sean mayores, las escuchen y entiendan lo que su padre quería decirles”.

La canción toma inspiración de una frase del escritor argentino Roberto Fontanarrosa, que decía: “Espero de mi hijo que, cuando sus amigos lo vean venir, se pongan contentos”. Ismael sonríe: “Ese es el mejor deseo que uno puede tener”.


México y la amistad

México ocupa un lugar especial en la historia del cantautor madrileño. “Hemos venido menos de lo que nos gustaría”, admite. “Pero cada vez que tocamos aquí, sentimos una conexión profunda. Hay una tradición hermosa de canción de autor: Fernando Delgadillo, Alejandro Filio, Aute, Serrat, Sabina… y siempre hemos sido bien recibidos”.

Recuerda con emoción un concierto de Luis Eduardo Aute en Tepoztlán: “Le echo mucho de menos. En un mundo tan convulso como el actual, echo de menos su criterio y su manera de mirar”.

Y antes de despedirse, deja un mensaje que podría resumir su filosofía de vida y de obra:
Defendamos la amistad, militemos en la alegría. Solo así se abrirán las grandes alamedas”.


Entrevista con Ismael Serrano






No hay comentarios: