Carolina Tohá: la política de la movilidad y la ciudad que se atreve a cambiar

La exalcaldesa de Santiago (2012-2016) y actual precandidata presidencial de Chile reflexiona sobre cómo la movilidad urbana se ha convertido en un eje de justicia, democracia y sostenibilidad.


En los años en que Carolina Tohá fue alcaldesa de Santiago de Chile, entre 2012 y 2016, el centro de la capital vivió una transformación profunda. Las calles se abrieron al peatón, las bicicletas ganaron protagonismo y el automóvil privado —por décadas símbolo de progreso— comenzó a perder espacio. Esa visión, inspirada en la idea de que la movilidad es un derecho y no un privilegio, marcó su gestión y su manera de entender la política.

En la movilidad se juegan muchas dimensiones de la inequidad urbana”, dice Tohá. “Está directamente relacionada con la calidad de vida, con el medio ambiente y con el cambio climático. Es una llave muy poderosa para cambiar nuestra forma de vivir juntos”.

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Su administración impulsó el Plan Centro, que amplió veredas, eliminó estacionamientos, creó ciclovías y priorizó el transporte público. En 2016, Santiago fue reconocida con el Sustainable Transport Award, premio internacional que destacó los avances logrados bajo su liderazgo. Pero más allá de los logros técnicos, lo que Tohá resalta hoy es el trasfondo político de esas decisiones: “Durante mucho tiempo la movilidad fue vista como un asunto técnico, sin dilemas de fondo. Hoy sabemos que define qué tipo de sociedad queremos ser”.


Democracia sobre ruedas

Para Tohá, la movilidad es política en su sentido más pleno: la manera en que una ciudad distribuye su espacio y sus oportunidades. “Nunca hemos visto candidatos diciendo con claridad qué harán por el transporte público o por los peatones. Es hora de democratizar ese debate. La gente tiene derecho a exigir políticas que mejoren su vida cotidiana”.

Su reflexión conecta con una realidad que se repite en toda América Latina: ciudades construidas para los automóviles, donde las élites gozan de privilegios de circulación mientras la mayoría depende de un transporte público deficiente o camina entre riesgos y obstáculos. “Lo justo —sostiene— es que la mayoría del espacio y del dinero se destinen a la mayoría de la gente: quienes caminan y usan transporte público”.




El cambio de paradigma

Esa lógica —que asocia progreso con más autos y más velocidad— es la que Tohá propone invertir. “Nos acostumbramos a pensar que avanzar es tener más autos. Pero ese paradigma nos lleva a ciudades infernales, peligrosas e injustas. Hay que cambiar esa clave cultural y construir urbes más armoniosas, más equilibradas, más humanas”.

A pesar de las resistencias, observa señales alentadoras en el mundo. “Vemos cambios en Madrid, París, Nueva York, Ciudad de México, Buenos Aires, Santiago… No estamos en la meta, pero el tema dejó de ser invisible. Ya no se decide entre cuatro paredes”.

En ese sentido, sostiene que Latinoamérica tiene la oportunidad de convertirse en un laboratorio de innovación urbana: “Somos el continente más urbanizado, con más desigualdades y más violencia en las ciudades. Debemos ser audaces, usar la movilidad como una política pública que ayude a corregir esos males”.


De la ciudad al país

Tras su experiencia municipal, Carolina Tohá siguió vinculada a los temas urbanos desde el ámbito académico y gubernamental. En 2022 asumió como ministra del Interior del gobierno de Gabriel Boric, cargo que fortaleció su perfil político y su visión sobre el desarrollo territorial y la convivencia ciudadana.

Hoy, en 2025, ha confirmado su precandidatura presidencial, presentándose como una opción de continuidad progresista, con énfasis en cohesión social, descentralización y desarrollo sostenible. “Quiero ofrecer algo muy simple al país: creer en Chile”, declaró al anunciar su decisión.

Su trayectoria —diputada, ministra, alcaldesa, académica— la ha llevado a sostener que los cambios estructurales comienzan en lo local. “Las ciudades son el espacio donde se experimenta la política. Si logramos que la gente viva mejor, con más equidad y menos contaminación, estamos haciendo democracia”, afirma.


El desafío pendiente

A pesar del optimismo, Tohá no ignora los obstáculos. “Hay lobbies poderosos que buscan frenar las políticas a favor del transporte público y la sostenibilidad. Cambiar el modelo de ciudad no es fácil: genera resistencia y juego sucio. Pero por eso es tan importante que las personas participen, opinen, presionen a sus autoridades y voten pensando en qué tipo de ciudad quieren habitar”.

Para ella, el futuro de las urbes —y de la política misma— pasa por esa conciencia colectiva. “Cuando entendemos que la movilidad no es solo moverse, sino decidir quién puede hacerlo y cómo, estamos hablando de democracia en movimiento”.


Conclusión

Carolina Tohá encarna una de las visiones más avanzadas de la política urbana en América Latina: entender la movilidad como justicia, el transporte como democracia y la ciudad como proyecto social. Su paso por Santiago dejó un legado tangible y una lección mayor: las ciudades cambian cuando se atreven a redistribuir su espacio y su poder.

Hoy, desde su nueva apuesta presidencial, busca trasladar esa experiencia local al país entero, con la convicción de que los caminos hacia una sociedad más equitativa también se trazan sobre el asfalto.




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