Si decides usar la bicicleta para ir al trabajo, puede ser que ya hayas cubierto todos los requisitos ordinarios como planear la ruta, llevar una buena cadena, ponerte casco o gorra para el sol, una lámpara para regresar por la noche, que la bici tenga reflejantes, etcétera, y aun así, llegas a trabajar y descubres que por tu espalda escurre el sudor a más no poder.
¿Qué hacer en esos casos?
Para la espalda, lo mejor es cambiar la mochila o backpack por una bolsa en bandolera, una bolsa de bicimensajero suele ser ideal. Eso resuelve maravillosamente el problema. Lo que pasa es que al andar en la bici con la espalda tapada por la mochila, el aire que normalmente refrescaría la espalda, no puede llegar por el plástico de la bolsa
Otra opción, aunque más laboriosa, es la de instalar una canastilla frontal, o una parrilla trasera con alforjas para la bici. Esta última opción, además, permite que transportes mochila, ropa o cualquier objeto sin que se ensucie por el hollín de la calle, el polvo o el agua que, inevitablemente, se abren paso hacia tus objetos, y no hay nada más irritante que tomar la mochila al llegar a casa y descubrir que viene cubierta de una fina capa de polvo y hollín, apenas perceptible, pero que termina por manchar todo.
EL PANTALÓN ARRUINADO
En cuanto al pantalón engrasado, lo mejor es vencer la pena y meterlo dentro del calcetín para evitar así terminar con la ropa sucia, regañados en casa o molestos por arruinar una buena prenda de vestir.
En mi caso, he probado de todo: aros metálicos, ligas, bandas especiales con reflejantes, etcétera. La mejor solución, sin embargo, es la más simple. O le ponemos un cubrecadenas a la bici -lo que no es sencillo porque los fabricantes no los hacen estándar y en los talleres no son muy demandados- o doblamos el pantalón delicadamente y lo cubrimos con el calcetín para evitar que se engrase.
Cuando no lo he hecho, confiado en mi pericia, que evitara atrapar la tela con la cadena, terminé con la ropa rota o sucia, en el mejor de los casos. Ahora, venzo la pena y me enrollo el pantalón.
OBJETOS SUELTOS... Y PELIGROSOS
Otra monserga común, que de eso trata este post, es que se te caigan las cosas al circular en la bici. Quizá no haya algo tan riesgoso como eso.
Vas feliz rodando por la calle y de repente, al percatarte de la caída de unos lentes, unas llaves, los audífonos, o hasta el teléfono, casi siempre frenamos en seco y tratamos de volver a recoger ese objeto. Esa práctica no sólo es molesta, sino hasta peligrosa, pues sobre todo los automovilistas no esperan que te detengas de imprevisto.
Si no hay tráfico, puedes volver sobre tus pasos -o más bien, sobre tus ruedas- para recoger aquello que se te haya caído, pero muchas veces no tendrás esa suerte y sólo podrás ver cómo tus lentes o tu lámpara es aplastada por las llantas de algún vehículo.
Así que con el tiempo, lo mejor es lo más simple: viaja ligero. Evita llevar demasiadas cosas en la bici o, en su defecto, empácalas bien para evitar problemas. Rodando andamos.
Así que con el tiempo, lo mejor es lo más simple: viaja ligero. Evita llevar demasiadas cosas en la bici o, en su defecto, empácalas bien para evitar problemas. Rodando andamos.
1 comentario:
es mejor una mochila a una bolsa como la negra, la bolsa molesta al irse de lado o al frente cuando andas en la bici
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