Ahora que está en curso la Feria Internacional del Libro y que periodistas, escritores, poetas, libreros, editores, conductores de radio y televisión así como aspirantes a todo andan locos por asistir, se me antoja mirar a Guadalajara desde otra perspectiva.
La ciudad de Guadalajara no sólo tiene el Teatro Degollado, las tortas ahogadas, el tequila, el pozole y los mariachis, sino también una vibrante cultura ciclista y una fuerte vida cultural y así se refleja en sus medios de comunicación.
Es origen, por ejemplo, de buenos periódicos (Siglo XXI y Público-Milenio) y justo en este último hay un suplemento semanal muy respetable: Ocio, la guía para vivir la ciudad.
En sus páginas me encontré estas fotos de Flor Batista, con aspectos del mercado
El Baratillo (ubicado en Calzada Juan Pablo II y Puerto Melaque, colonia Santa María) y estas maravillosas bicicletas estilo low-rider o pocho.
De hecho, este tipo de bicicletas son características de la cultura chicana en las Californias, a ambos lados de la frontera, y que se han extendido a los estados de occidente. Así, esas bicis que copian el estilo de los automóviles modificados, enchulados pues, se pueden ver por todo el Bajío e incluso comprar en una de las tiendas de la calle de San Pablo, en el centro de la ciudad de México.
Estos triciclos me cautivaron en cuanto los vi y dieron pie a todo este choro. Son producto del ocio artesanal que linda con el arte. Lograr este aspecto, que puede parecerles "naco" a algunos, requiere tiempo, dedicación, amor al detalle y pinta toda una cultura, pero ya basta de rollo.
De cualquier forma, les recomiendo una visita, aunque sea virtual, a Guadalajara en estos días, o por lo menos, a sus suplementos.
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