Hace años que comenzamos la pelea por ciudades humanas,
nadie hablaba de movilidad ni de transporte sustentable. Aun nosotros que
comenzamos estas batallas, nos referíamos al tema como el derecho a la ciudad,
a sus calles, al aire limpio. Pero poco a poco el término fue abriéndose paso,
como un avance conceptual que integraba esas demandas desarticuladas.
Ahora, en contraste, tan se ha puesto en boga que por
cualquier parte se habla de movilidad, incluso en Twitter hallé un meme que
dice así: "¡Deja de hablar de movilidad sustentable con quien ya lo sabe,
convence a tu mamá, es más difícil!" (@lanzalsa).
Parte de la responsabilidad de haber puesto el tema de la
movilidad en la esfera pública recae en dos organizaciones que llevan más de
una década dando la pelea por estos temas: el Instituto de Políticas para el
Transporte y el Desarrollo y el Centro de Transporte Sustentable. En este post,
quiero hablar del segundo y, sobre todo, del congreso anual que organiza desde
hace nueve años.
Para su Noveno Congreso Internacional de Transporte
Sustentable que se llevó a cabo esta
semana en la Ciudad de México, el CTS Embarq me invitó a participar dentro del
comité de selección de ponencias junto a un reducido grupo de expertos.
La primera sorpresa fue cuando recibí el archivo con más de
un centenar de propuestas de participación provenientes de México, Estados
Unidos y América Latina, sobre todo. Había que revisar los abstracts de cada
una y proponer un formato de participación adecuado al tema y, si no cumplía
con los requisitos, rechazarlos.
Ahí me enteré de la existencia de un formato de
participación interesante llamado PechaKucha, donde cada presentador dispone de
un máximo de 6 minutos con 40 segundos –es un aproximado por supuesto— para
presentar veinte láminas de su power point durante 20 segundos cada una. Se
trata de un formato que en casos como éste, busca dar espacio al mayor número
de ponentes pero al mismo tiempo garantizando un nivel permanente de atención e
interés en el público y así acabar con las presentaciones eternas e
inacabables.
Fue algo complejo el trabajo, pero muy ilustrativo de por
dónde vienen los temas de la movilidad y agradezco a Magolis Briones, Rodrigo
Díaz y Salvador Herrera la oportunidad.
Con Peatonito en la entrada del IX Congreso Internacional de Transporte Sustentable. |
Ya cuando esta semana me tocó asistir al Congreso y vi los
resultados me sentí contento por el trabajo realizado, pero me gustaría más
hablar de cómo me impactó, por ejemplo, la ponencia inaugural de Enrique
Norten, el arquitecto mexicano quizá más conocido en el mundo y que vive a
caballo entre Nueva York y la Condesa. En unos cuantos minutos nos habló del
auge y decadencia de las ciudades y, sobre todo, de cómo algunas logran
reinventarse mientras que otras no lo han logrado. Nueva York entre las
primeras, Detroit y Nuevas Orleáns, de las últimas.
También destaco la oportunidad de escuchar a funcionarios
públicos interesados en la movilidad y comprometidos con un cambio de visión
hacia los temas por los que peleamos, como Dhyana Quintanar, directora general
de Transporte de la ciudad de México, o como Coitxico, del Metrobús, o Iván de
la Lanza, responsable de la Estrategia de Movilidad en Bicicleta.
Un Congreso así permite asomarse a trabajos interesantes,
como el de Lucía Corral en Urbanería, o a los proyectos para Zacatecas,
Guadalajara, Puebla, Colima y muchas ciudades más, por lo que resulta fácil
imaginar con cuanto optimismo sale uno de ahí.
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